China y Argentina. ¿Nuevos rumbos para una vieja dependencia?

China y Argentina.
¿Nuevos rumbos para una vieja dependencia?

Rubén Laufer
XII Jornadas Interescuelas Departamentos de Historia
28, 29, 30 y 31 de octubre de 2009


Introducción ..........................................................................................
1
China y Argentina: de intercambio comercial a “gran oportunidad” ...
2
De “gran oportunidad” a “estrategia de inserción” .............................
5
De “estrategia de inserción” a “asociación subordinada” ...................
7
El mundo y América Latina en el mapa estratégico de China ...........
10
Conclusión: ¿nuevos rumbos para una vieja dependencia? .............
12


Introducción

El estallido a fines de 2008 de la nueva y profunda crisis económica mundial actualmente en curso suscitó en ámbitos gubernamentales, académicos y periodísticos de la Argentina la llamada “teoría del desacople”. El período de altos precios internacionales para las exportaciones argentinas en el ciclo económico iniciado a partir de 2003 —se sostenía—, y la solidez y ascendente gravitación comercial e inversora de sus principales mercados —China en primer lugar—, mantendrían a la Argentina a salvo de los embates de la crisis mundial.
En la base de esas expectativas, prontamente frustradas, se encuentra la rápida expansión de las relaciones económicas y políticas entre la Argentina y China desde comienzos de los años ’90 y especialmente durante el último quinquenio, y el desarrollo a partir de ellas de importantes grupos terratenientes y empresariales asociados a intereses estatales o privados de la potencia asiática. Históricamente, la asociación subordinada de poderosos sectores de las clases dirigentes argentinas —habitualmente con fuertes vínculos en el aparato estatal— al capital financiero de las grandes potencias, estuvo y está en la base de la dependencia argentina. Esta es una de las tesis centrales en que se apoya este trabajo. La otra es que tal asociación constituye el trasfondo del “consenso” de hecho entre sectores muy diversos y hasta políticamente enfrentados de las clases dirigentes en la promoción de la alianza estratégica con China.
Representantes gubernamentales y económicos chinos y argentinos, tanto públicos como privados, destacan el carácter complementario de la economía argentina —y de otros países de la región—con la economía industrial de la potencia asiática; los lazos comerciales y la radicación o asociación de capitales de China en las economías locales son descriptos como una oportunidad que permitiría a la Argentina —como a otros países latinoamericanos— desarrollar sus producciones, diversificar sus relaciones internacionales y disminuir su endeudamiento. Con estas consideraciones, sectores gubernamentales y empresariales de Argentina —algunos de ellos directamente asociados a intereses chinos—promueven la adaptación de áreas estratégicas de la economía local a la complementación con China.
Durante la última década, las estructuras del intercambio bilateral y de las inversiones oficiales y privadas de China en la Argentina consolidaron la “clásica” división internacional del trabajo entre las grandes potencias y los países latinoamericanos, reforzando el perfil primario-exportador de la producción nacional (reflejado, entre otras cosas, en el pronunciado proceso de “sojización” y concentración que caracteriza a la producción agraria y las exportaciones argentinas), propiciando la “asociación estratégica” del país con China, en competencia con intereses económicos y político-estratégicos norteamericanos y europeos de antiguo arraigo en la Argentina y en toda América Latina.
Se replantea así el también “clásico” debate acerca de la dependencia argentina respecto de las grandes potencias.


China y Argentina: de intercambio comercial a “gran oportunidad”

En 2008, el volumen total del intercambio entre Argentina y China alcanzó los 14.400 millones de dólares, un crecimiento del 45,5% respecto del año anterior.
El embajador de China en Argentina, Zeng Gang, estima que “hoy en día China se ha convertido en el segundo socio comercial de Argentina”. Según el funcionario, “China exportó (hacia la Argentina) 5.040 millones de dólares e importó (desde este país) 9.360 millones”, lo que constituye “un aumento del 41,3 % y 47,7 %, respectivamente”. El funcionario, para quien las dos naciones “son importantes países emergentes en vía de desarrollo”, destaca la asociación estratégica que Argentina y China establecieron en 2004 a partir de las visitas oficiales recíprocas del entonces presidente Néstor Kirchner y su par chino Hu Jintao. Tal asociación marcaría “el inicio de una nueva etapa de las relaciones sino-argentinas”[1].
Aunque las cifras chinas suponen un déficit comercial de U$S 4.300 millones para ese país, lo cierto es que en 2008 finalizó un ciclo de siete años de superávit en favor de Argentina en el comercio bilateral. En ese año el rojo en el saldo comercial argentino sumó 537 millones de dólares[2]. La reducción y reversión del superávit comercial se explica por el auge de las importaciones en comparación con las exportaciones: mientras entre 2002 y 2007 las primeras crecieron a un promedio anual del 72%, las exportaciones lo hicieron en la mitad de esa proporción: 36,5%[3].


FUENTE: Beatriz Nofal, Seminario “China: Una Oportunidad Histórica para la Argentina”. Agencia Nacional de Desarrollo de Inversiones (ProsperAr),  11-12-2008.

En cuanto a la composición del intercambio, se reafirma el patrón histórico de las relaciones comerciales de la Argentina —y de los demás países latinoamericanos— con las grandes potencias: exportación de productos primarios nacionales contra importación de productos de la industria china.

ARGENTINA EN LAS PRINCIPALES IMPORTACIONES DE PRODUCTOS AGRÍCOLAS DE CHINA EN 2008

Producto
Top 3 Exportadores
Enero-Dic. de 2008
Enero-Dic. de 2007
Variación (%)
Part. % (U$S 2008)
Volumen (ton.)
Valor (U$S millones)
Volumen (ton.)
Valor (U$S millones)
Vol.
Valor
Soja
TOTAL
37.434.026,40
21.824,17
30.818.403,30
11.465,47
21,47
90,35

Estados Unidos
15.430.057,90
8.436,37
11.569.541,90
4.231,42
33,37
99,37
38,66
Brasil
11.653.147,50
7.284,25
10.582.819,00
3.890,84
10,11
87,22
33,38
Argentina
9.847.977,90
5.804,49
8.276.477,30
3.180,72
18,99
82,49
26,60









Harina Soja
TOTAL
202.296,20
89,96
104.911,90
33,14
92,82
171,45

India
217.644,50
87,81
102.557,20
31,71
112,22
176,92
97,61
Dinamarca
1.575,00
1,30
1.437,50
0,99
9,57
30,91
1,44
Prov. Taiwán
380,00
0,36
440,00
0,23
-13,64
56,09
0,40









Aceite de Soja
TOTAL
2.585.678,70
3.333,83
2.821.853,40
2.145,51
-8,37
55,39

Argentina
1.721.089,00
2.205,04
2.246.708,30
1.704,31
-23,40
29,38
66,14
Brasil
688.632,80
922,20
403.464,40
314,58
70,68
193,15
27,66
Estados Unidos
175.345,90
205,94
162.896,90
119,40
7,64
72,48
6,18
FUENTE: AGRICHINA. Novedades del Sector Agrícola de China. Boletin Nº 8, Enero-Marzo 2009

La acentuada reprimarización de la economía argentina se refleja en la extrema concentración de sus exportaciones en un número reducido de productos primarios, mientras que en las importaciones predominan ampliamente las maquinarias, vehículos y otros bienes industriales complejos. en 2007 las ventas a la potencia asiática y las compras desde ella se distribuyeron así:

EXPORTACIONES E IMPORTACIONES ARGENTINAS A Y DESDE CHINA. GRANDES RUBROS, 2007.

Exportaciones
Importaciones
Rubro
Monto (millones de U$S)
Participación en las export. totales a China (%)
Monto (millones de U$S)
Participación en las import. totales desde China (%)
Prod. primarios
2788
54,0
15
0,3
Manufacturas de origen agropecuario
1845
35,7
34
0,7
Manufacturas de origen industrial
111
2,1
5021
98,7
Combustibles y lubricantes
423
8,2
15
0,3
TOTAL
5167
100,0
5095
100,0
FUENTE: Beatriz Nofal, Seminario “China: Una Oportunidad Histórica para la Argentina”. Agencia Nacional de Desarrollo de Inversiones (ProsperAr),  11-12-2008.En base a datos del INDEC.

De acuerdo a estos datos, el 51,5% de las exportaciones totales de la Argentina corresponde a porotos de soja, y el 29,4% a aceite de soja. En suma, estos dos productos constituyen más del 80% de las exportaciones totales a China. En cuanto a las importaciones provenientes de China, el rubro “Manufacturas de origen industrial” incluye máquinas, aparatos eléctricos, grabadoras (27,1% de las importaciones totales desde China), reactores nucleares, calderas, aparatos mecánicos (23,1%), productos químicos orgánicos (10,5%), automóviles y tractores (7,0%), y juguetes y artículos deportivos (3,0%).
Esta estructura del intercambio bilateral se asemeja a la “relación privilegiada” con Inglaterra a comienzos del siglo XX:
"China representa comercialmente para Argentina el mismo rol que tenía Gran Bretaña más de un siglo atrás" [en referencia a las exportaciones de carnes e importación de manufacturas y capitales], porque "en el rubro soja se concentra el 80 % de las ventas hacia ese país, mientras que las compras... se dispersan en varios rubros industriales... Las exportaciones nacionales hacia China se reparten en 598 productos, concentrando los tres primeros (liderados por la soja) más del 90 %"[4].
Los elevados precios internacionales de la soja y sus derivados por un período relativamente prolongado, y el desaliento interno a otras producciones agropecuarias, determinaron el aumento sostenido en los últimos años de la superficie sembrada con soja y del volumen de producción de esa oleaginosa. En la Argentina, cuando la soja comenzó a sembrarse intensivamente —principios de la década de 1990—, se cultivaban 5 millones de hectáreas. En la temporada 2007/2008 la superficie sembrada con la oleaginosa alcanzó los 17,3 millones de hectáreas (cuatro veces la superficie de Holanda), con un volumen producido de 47,5 millones de toneladas. Y si bien en 2008-2009 las cifras descendieron circunstancialmente por la sequía, para la temporada 2009/2010 se estima una siembra de soja de 19 millones de hectáreas con una producción de 52 millones de toneladas[5].
Al tiempo que se acentúa la dependencia de las ventas argentinas del mercado chino, se acrecienta también la dependencia del presupuesto nacional respecto de esas exportaciones, debido a la estrategia oficial de basar una proporción sustancial de los ingresos fiscales en las retenciones aplicadas a las exportaciones agropecuarias: la soja y sus derivados “son [en 2006] los que más retenciones tributan: 35% el poroto y 32% la harina y aceites... la suba del precio se traduce automáticamente en un aumento de la recaudación impositiva” (y la caída de dicho precio —agregamos nosotros—, en un marcado descenso de los ingresos fiscales). En consecuencia, en cuanto a las exportaciones “tenemos una estructura muy primarizada. Sólo enviamos un 3% de manufacturas industriales...”[6]. En comparación, los gravámenes a las exportaciones mineras y a la renta financiera son prácticamente nulos.

De “gran oportunidad” a “estrategia de inserción”

En correspondencia con los intereses de grandes terratenientes y corporaciones ligadas al intercambio comercial o a la asociación empresarial con intereses estatales o privados de China, la creciente dependencia comercial argentina respecto del país asiático, antes presentada como un “efecto no querido” y secundario de la “complementariedad” entre las economías de ambos países, se ha convertido para ciertos sectores económicos, gubernamentales y académicos en un verdadero programa económico y político, en función del cual exaltan la “oportunidad” que el crecimiento de China ofrecería a nuestro país.
Bajo el sugerente título “Una propuesta estratégica de inserción en China para la Argentina”, connotados exponentes de la corriente de pensamiento neoliberal estiman que: “De cara a la oportunidad abierta por el fenomenal mercado y acelerado crecimiento de la economía china... es preciso diagramar una estrategia nacional de inserción en el mercado chino para los próximos diez años... El Estado... debe impulsar un esfuerzo sistemático y consensuado de promoción de las exportaciones a ese mercado...”, incluyendo como objetivo un tratado de libre comercio. “Para el sector empresarial argentino, el TLC posibilitaría una apertura gradual al comercio chino, permitiendo una adaptación paulatina de la producción nacional a los nuevos requerimientos impuestos por la competencia con China” (resaltados nuestros. RL)[7].
Tal apertura y adaptación —como enseña sobradamente la experiencia de la “relación privilegiada” que las clases dirigentes argentinas sostuvieron con la burguesía industrial inglesa desde el siglo XIX hasta bien entrado el siglo XX— exige eliminar todo obstáculo a la irrupción de las manufacturas y bienes de capital chinos en nuestro mercado interno, ya que —sostienen los autores— “en términos más estratégicos, un aumento en la protección contra productos originados en China podría tener severas consecuencias para los bienes argentinos exportados a ese país. Una escalada de ese tipo podría desatar una acción recíproca por parte de China, dificultando o directamente cerrando el acceso a los productos argentinos al mercado chino” (resaltados nuestros. RL)[8].
Las prevenciones de los promotores del librecambismo irrestricto con China contra toda protección del mercado interno se corresponden con recientes declaraciones del consejero económico y comercial de la embajada china en Buenos Aires, Shidi Yang. El funcionario sostuvo que —contrariamente a lo que emerge de los datos de la aduana argentina— la balanza bilateral es deficitaria para la parte china, y presionó en favor de una apertura mayor para las manufacturas de su país: "El déficit comercial para China está aumentando. Se pasó de U$S 320 millones en 2000, a 4.300 millones el año pasado, según nuestra aduana... [Nosotros] no imponemos ninguna restricción a la importación de productos argentinos. Y esperamos que la parte argentina pueda adoptar medidas positivas para aumentar su importación de China(resaltados nuestros. RL)[9].
Jorge Castro, director del Instituto de Planeamiento Estratégico, asesor del ex presidente Menem y connotado vocero de los sectores de las clases dirigentes argentinas vinculados económica y políticamente a China, fundamenta hoy desde un pretendido “destino agroexportador” de la Argentina la línea de “asociación estratégica” con esa potencia que el gobierno argentino proclamó en 2004:
“China será el principal socio estratégico de la Argentina durante los próximos diez o veinte años... El destino de la inserción internacional de la Argentina como país agroalimentario se dirige en forma principal hacia el continente asiático... Hoy China es el principal mercado para las exportaciones agroalimentarias argentinas, por encima de Brasil y los países de la Unión Europea... Nuestro país es netamente exportador de productos del agro. De hecho, el 66 % de los envíos desde la Argentina son de esa categoría”[10]. “...En definitiva, la condición de potencia agroalimentaria de la Argentina es la que marca el camino de su inserción internacional, y este camino es el mismo que el de Brasil para este año y los próximos 20... Esta es la base estructural de una alianza de largo plazo entre los dos países” (resaltados nuestros. RL)[11].
En esta misma línea de pensamiento y de acción, los gobiernos argentinos de Néstor y Cristina Kirchner radicaron en la especialización primario-exportadora y en la “asociación estratégica” con China no sólo las perspectivas de un desarrollo independiente y de base industrial sino la posibilidad de la Argentina de “desacoplarse” de los embates de la crisis económica mundial. En abril de 2008, en pleno apogeo de la crisis y a un mes de estallado el recordado conflicto agrario en nuestro país, el ex jefe de gabinete de ambos presidentes, Alberto Fernández, estimó que “...La Argentina tiene una formidable oportunidad, porque en esta crisis lo que más se está cotizando es el mercado de alimentos, el mercado de productos primarios, y allí estamos en una situación de privilegio en el mundo; tenemos que aprovechar esta oportunidad (resaltados nuestros. RL)[12].
Poco antes Beatriz Nofal, directora de la Agencia Nacional de Desarrollo de Inversiones (ProsperAr) que acompaña al actual gobierno desde su designación en 2006, reconocía los efectos perniciosos de la hiperespecialización expo-importadora de la Argentina pero —en la misma sintonía de “complementariedad” y “oportunidad histórica”— desprendía de ello la necesidad de abrir aún más las fronteras económicas del país a los inversores chinos a fin de compensar el desequilibrio bilateral: “Aunque China es un país emergente como el nuestro, la relación comercial bilateral tiene un patrón similar al que se mantiene con las economías desarrolladas (ventas de productos primarios y manufacturas de origen agropecuario, y compras de manufacturas de origen industrial). Esto constituye una fuente de desequilibrio en la relación... Es por ello que resulta importante profundizar la tarea de atracción de inversiones desde China. [Ello] favorecería la nivelación en materia comercial y un mayor aprovechamiento de las complementariedades que existen entre ambos países...” (resaltados nuestros. RL)[13].
Sin duda las inversiones chinas se radicarían en áreas de interés para las necesidades importadoras de esa potencia o complementarias a los requerimientos de su industria. La misma funcionaria alienta la posibilidad de inversiones industriales chinas en los sectores automotor, de automatización e información, de electrónica de consumo, y de agroquímicos[14].

De “estrategia de inserción” a “asociación subordinada”

A impulso del extraordinario crecimiento del comercio bilateral y de las inversiones chinas, durante las últimas dos décadas se han desarrollado y expandido en la Argentina grupos empresariales ―muchos de ellos con representación directa o fuerte influencia en el Estado y en el gobierno a nivel nacional, provincial y local― devenidos socios o intermediarios del gobierno de Beijing o de las corporaciones privadas o públicas chinas en grandes proyectos comerciales o de inversión.
En la Argentina esos grupos de burguesía intermediaria se nuclean fundamentalmente en dos Cámaras que compiten por los negocios con el empresariado estatal y privado chino: la Cámara de la Producción, la Industria y el Comercio Argentino-China (CPICAC), que preside Julio Werthein (Telecom Argentina; La Caja; presidente de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires), y la Cámara de Comercio e Industria Argentino China (CCIAC), presidida por Mariano Macri, hijo de Franco e integrante del grupo Macri, con oficinas en el país asiático.
La convergencia de hecho de ambas cámaras empresarias entre sí y con sectores políticos representativos tanto del actual oficialismo como de la oposición en los más variados niveles estatales y extra-estatales en impulsar la “alianza estratégica” con China revela que la incidencia interna de los intereses de la potencia asiática y sus vínculos con poderosos sectores de las clases dirigentes argentinas constituye ya una estrategia (un “consenso”) que trasciende las fronteras de los carriles políticos.
La corporación de Macri, Socma, fue designada por el gobierno de China intermediaria para sus negocios en el Mercosur. En noviembre de 2008 intervino en la compra por el Estado nacional de 279 vagones para Subterráneos de Buenos Aires a la compañía china Citic, empresa estatal china ligada al Macri Group. El convenio se firmó en la Casa de Gobierno, en un encuentro de la presidenta Cristina F. de Kirchner con los representantes de la embajada china. La compra de los 279 coches, por valor de U$S 850 millones y financiada por bancos de China, se llevó a cabo “por adquisición directa de país a país” (sin licitación), en el marco del acuerdo firmado en 2004 entre el ex presidente Néstor Kirchner y su par chino Hu Jintao. El Estado nacional pagó 3 millones de dólares por cada uno de los 279 vagones, el doble de lo que pagó en 2002 a la compañía francesa Alstom por cada uno de los 96 coches adquiridos entonces.
El Banco Comercial de China sería también el financista, a través de créditos a la exportación, de la compra de material rodante chino (dos locomotoras y quince coches de pasajeros) para Tren Patagónico, empresa estatal de la provincia de Río Negro que firmó el convenio en agosto de 2008 con las empresas chinas Golden Source International (GSI) y CSR Nanjing Pushing Rolling Stock[15].
China es uno de los mayores socios comerciales de la Argentina (así como de otros países de América Latina). Ello ha ido acompañado de importantes inversiones públicas y privadas de China y de la multiplicación de lazos diplomáticos y políticos entre Beijing y Buenos Aires. Los capitales chinos son ya un poderoso factor interno en la economía del país, solos o en sociedad con grupos empresariales locales, y ello se traduce en fuertes vínculos con el Estado.
La China National Petroleum Corporation (CNPC) presentará a la española Repsol una oferta por hasta un 75% del capital accionario de su filial argentina YPF, valorada en unos U$S 17.000 millones. La China National Offshore Oil Company (CNOOC), estudia pujar por el 25 % restante[16]. Aún no es claro si las ofertas involucran el 15% del paquete accionario en manos del grupo Esquenazi, ligado al gobierno argentino.
El ferrocarril Belgrano Cargas —una vía estratégica que recorre 13 provincias argentinas y desemboca por Chile en el Océano Pacífico, concedida en 2004 por el gobierno de Néstor Kirchner al grupo Macri asociado en el consorcio Shima con el holding chino Sanhe Hopeful Grain & Oil, los consorcios Roggio y Emepa, y los sindicatos “La Fraternidad” y de Camioneros encabezados por José Pedraza y Hugo Moyano respectivamente—, es hasta hoy gerenciado por la Sociedad Operadora de Emergencia. La corporación china Sanhe liderada por Shi Ke-rong, el empresario socio de Macri, procesa 3 millones de toneladas de soja anuales, que transporta en su país mediante 5 líneas ferroviarias de uso exclusivo[17].
El grupo Macri, según acordó en enero con el gobernador del Chaco Jorge Capitanich, producirá en esa provincia el modelo Tiggo, que ya ensambla en Uruguay a través de la sociedad chino-argentina Chery-Socma. Chery es la cuarta automotriz de China y la primera de capitales 100% chinos. Durante una entrevista con la ministra de la Producción Débora Giorgi, el gobernador anunció que la radicación de Chery-Socma sería financiada con recursos de la Anses (es decir de los jubilados argentinos)[18].
“El de Kirchner me parece un proyecto sólido y bien encaminado —opinó el titular de la corporación chino-argentina, Franco Macri, en febrero—. Creo que están buscando un equilibrio entre las fuerzas productivas, repartiendo la carga de manera pareja entre los sectores económicos... Hoy hay igualdad de posibilidades de desarrollo para los sectores, una pareja distribución de la riqueza... Personalmente, no creo que el proyecto de país agroindustrial en el que piensa Mauricio [Macri, jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires] se diferencie en los hechos del modelo kirchnerista... El único país que puede darle hoy plata a la Argentina y hacer inversiones es China... Argentina tiene que aprovechar esta oportunidad. A China no sólo le interesa exportar, le interesa entrar en la economía de un país; falta que el Gobierno le diga: ‘Acá está mi hombro’. Y yo tengo casi la seguridad de que los primeros pasos ya deben estar en marcha, aunque de manera reservada”[19].
Las compañías chinas radicadas en la Argentina suman ya decenas, abarcando rubroscomo electrónicos y electrodomésticos, agricultura y alimentos, minerales metalíferos, petróleo y gas, automotores, etc.
Un paso significativo en el camino de la “asociación estratégica” argentino-china es el reciente acuerdo financiero de intercambio de divisas. En marzo el gobierno chino concedió al de la Argentina un “crédito de respaldo” (swap) para las reservas internacionales de la Argentina, hoy comprometidas parcialmente al pago de los vencimientos de la deuda externa (“ilegítima y usuraria”, según el recordado fallo judicial del año 2000). En verdad no se trata de un crédito en dólares (que aún constituyen la moneda internacional de reserva), sino en yuanes (la moneda china). De modo que no es un medio para “garantizar el acceso a una moneda internacional en caso de eventual iliquidez”, como reza el comunicado del Banco Central de Argentina, porque el yuan no es una moneda internacional sino nacional de China, que por consiguiente solo permite pagar compras en ese país. China se asegura, así, poder vender a la Argentina más que lo que le compra (es decir compensar financieramente el déficit comercial argentino), y lo hace estableciendo un “pacto de pagos” por fuera del dólar. Los acuerdos de canje de divisas —reconoce una declaración publicada el 31 de marzo por el Banco Popular de China— nacieron para superar problemas coyunturales de iliquidez, pero China los está extendiendo al financiamiento del comercio y de la inversión directa china, es decir en una forma de financiar exportaciones en momentos en que por la crisis económica mundial la iliquidez afecta a todo el mundo[20]. En lo inmediato, el acuerdo permite a la Argentina evitar pagar en dólares su deuda comercial a China, y derivar esos recursos al pago de otros vencimientos en dólares (la deuda externa). Pero al mismo tiempo agrava la invasión de mercancías chinas en perjuicio de la producción nacional, y acentúa para el país ataduras hacia China ya no sólo comerciales sino financieras.
Minera Sierra Grande, empresa de capitales chinos, recibió a principios de 2005 la adjudicación del complejo de extracción de hierro ubicado en esa localidad rionegrina. La planta, fundada en 1969 por la empresa estatal nacional Hipasam, estaba paralizada desde 1991; los concesionarios chinos (la poderosísima corporación estatal Metallurgical Construction Corporation, MCC) comprometieron inversiones por U$S 55 millones para ponerla nuevamente en funcionamiento. La finalidad de la reactivación no es la producción sino apenas la extracción, orientada exclusivamente al mercado chino[21]. MCC mantiene desde el año 2005 continuos conflictos con los trabajadores mineros por incumplimiento de pagos de aguinaldo, convenios y leyes laborales. El 13 de abril de 2009 —el mismo día en que Mayoral anunciaba la puesta en marcha de la segunda etapa del yacimiento de Sierra Grande con un acto encabezado por la presidenta Cristina Kirchner—, 120 mineros de la empresa volvieron a cortar la ruta nacional Nº 3 en reclamo por su situación salarial y laboral[22].
El mismo consorcio chino MCC, en sociedad con el gobierno de la provincia de Neuquén a través de Cormine (Corporación Minera del Neuquén) busca explotar cobre y molibdeno en el Cerro Tres Puntas (río Agrio, 15 kms. al sur de Loncopué). Se trata de una mina a cielo abierto que abarcará un área de 10 kms. Diversas organizaciones sociales locales denunciaron corrupción y connivencia del estado provincial neuquino con la corporación china, que obra a través de testaferros: de hecho MCC, a través de su intermediaria Emprendimientos Mineros SA, tiene el mismo domicilio legal que la empresa provincial Cormine. El anterior gobierno de Jorge Sobisch había suscripto una carta de intención con otro grupo chino, el Sanhe Hopefull (asociado al grupo Macri en el Ferrocarril Belgrano Cargas), que había obtenido también “luz verde” para inversiones en el Ferrocarril Trasandino, en una planta de fertilizantes, en la Corporación Forestal Neuquina (Corfone), y en una fábrica de agua pesada.

El mundo y América Latina en el mapa estratégico de China

Según el ránking Forbes 2008, son chinas 10 de las 200 principales empresas del mundo. Ellas son los bancos HSBC (chino-británico desde el reintegro de Hong Kong a la soberanía china en 1997, posición 1), Industrial and Commercial Bank of China (ICBC, 42), Bank of China (56) y China Construction Bank (62); las petroleras PetroChina (30) y Sinopec (52); las compañías de telecomunicaciones China Mobile (78) y China Telecom (168); la aseguradora China Life Insurance (154), y Hutchison Whampoa (servicios marítimos, 174).
Se trata, junto a muchos otros no incluidos en el listado de Forbes, de grandes multinacionales industriales, comerciales y financieras con radicación en países de los cinco continentes, entre ellos los de América Latina. En 2008 las inversiones públicas y privadas de China en el extranjero se duplicaron respecto de 2007 (de U$S 26.500 millones a U$S 52.200 millones). Ahora el Estado chino está reforzando su respaldo a las inversiones en el exterior[23].
La gran prioridad china —como para todas las grandes potencias desde fines del siglo XIX— es asegurarse en el extranjero la provisión de alimentos y de materias primas para alimentar su creciente economía industrial. Y por eso mismo comporta notorias implicancias estratégicas.
“El ascenso de China al poder mundial ha sido acelerado por la crisis; y esta promoción tiene para Beijing un significado tanto político como económico”, opina el estratega Jorge Castro[24]. Si China es un “país emergente” —como se ha dado en llamar—, no lo es en calidad de país “en desarrollo” sino de gran potencia. Hasta ahora, en cuanto a su inserción internacional, ha dado prioridad a su “ascenso pacífico” y al desarrollo de vínculos económicos por sobre las relaciones de fuerzas. En su historia contemporánea, China fue durante un siglo un país semicolonial y semifeudal oprimido por las potencias imperialistas, y luego, durante tres décadas, un país socialista. Es decir, nunca tuvo intereses que promover y proteger en todo el mundo. Ahora los tiene, y ello explica la puesta en marcha, en los últimos años, de una acelerada modernización de sus fuerzas armadas terrestres y navales y de su capacidad misilística y espacial, y la expansión creciente de sus vínculos militares mundiales.
El extraordinario crecimiento económico del país asiático lo ha convertido en un gran importador de materias primas, minerales, energía, y también de alimentos y productos industriales, pero sus intereses en América Latina trascienden el plano puramente comercial. China es ya uno de los mayores socios comerciales de los países latinoamericanos, y ello ha ido acompañado de importantes inversiones públicas y privadas de China y de la multiplicación de lazos políticos entre Beijing y gobiernos de la región.
Como ya sucediera en las relaciones con otras grandes potencias a lo largo del siglo XX —Gran Bretaña y otras europeas, posteriormente los Estados Unidos y más tarde la Unión Soviética—, las clases dirigentes de los países latinoamericanos (especialmente sectores de ellas ligados a la producción y exportación de productos alimentarios y de materias primas para la industria, así como a la importación de bienes manufacturados y de capital) promueven activamente con la potencia asiática “asociaciones estratégicas” de largo plazo que incluyen acuerdos económicos, políticos y militares.
En 2008, el comercio entre China y América latina alcanzó un volumen total de U$S 143.390 millones, casi un 40% mayor que en 2007, y 10 veces más que en el 2000[25]. Las compras de China se centraron en productos primarios como hierro, cobre, soja y harina de pescado. Sus ventas, antes concentradas en bienes de consumo —ropa, juguetes y calzado—, incluyen ahora automóviles, maquinaria pesada, electrodomésticos y artículos electrónicos.
Al mismo tiempo, también han experimentado un salto las inversiones chinas en la región. Las principales inversiones de la potencia asiática se asientan en el campo de las materias primas estratégicas: petróleo en Venezuela y Brasil; ferrocarriles, minería y petróleo en la Argentina; cobre en Perú y Chile. También se instalaron en la región grandes multinacionales chinas de servicios con base en la China continental o en Hong Kong, como las compañías de logística Hutchison-Whampoa y China Overseas Shipping Company (COSCO), las empresas de telecomunicaciones ZTE y Huawei, y el  banco HSBC.
La reunión de la APEC realizada en Lima en noviembre de 2008 mostró el amplio avance de las relaciones interestatales chino-latinoamericanas. Paralelamente, sucesivas Cumbres Empresariales China-América Latina (Sgo. de Chile, octubre 2007; Harbin –China-, octubre 2008; y Bogotá, noviembre 2009) afianzaron el desarrollo de importantes grupos empresarios ligados al intercambio y a los capitales chinos en prácticamente todos los países latinoamericanos.
La cumbre de la APEC coincidió con el ingreso de China como miembro aportante del Banco Interamericano de Desarrollo, y también con la publicación del primer “Documento político de China sobre América Latina y el Caribe”. El Documento saluda el aumento de los intercambios comerciales y promueve la conclusión de nuevos tratados bilaterales de Libre Comercio: actualmente tiene uno con Chile (2006), concluyó en noviembre de 2008 las negociaciones con Perú, y comenzó en enero de 2009 a negociar otro con Costa Rica[26].
China podría emerger de la actual crisis económica mundial con una posición mucho más fuerte en América Latina. La cesación del flujo de capitales extranjeros a la región aumentó las expectativas de las clases dirigentes regionales en el papel de China y de sus reservas monetarias de dos billones de dólares como potencial fuente de inversión. La pronunciada caída de los precios de las materias primas y de los valores accionarios como consecuencia de la crisis mundial constituyen para China una oportunidad inmejorable para comprar activos en América Latina a precios de ganga, y para avanzar decisivamente en el plano de la inversión directa respecto de otras potencias, particularmente los Estados Unidos[27]. Las relaciones entre China y América Latina, a corto o mediano plazo sin duda se intensificarán en el sentido que señalan las “alianzas estratégicas” establecidas entre Beijing y países de la región[28].
El 15 de junio de 2009 en Ekaterinburg (Rusia), la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), que China integra junto con Rusia y otras cuatro repúblicas centroasiáticas, dedicó su reunión anual a cómo enfrentar la crisis financiera internacional en curso. Simultáneamente, en la misma ciudad llevó a cabo su primera cumbre el llamado Grupo BRIC (Brasil, Rusia, India y China, países a quienes algunos equiparan dentro de las llamadas “economías emergentes”), que preconizó “un orden mundial más democrático y multipolar basado en el régimen de la ley internacional...” [resaltado nuestro. RL][29]. Hacia fines de los años ’70, en correspondencia con su retorno al capitalismo, China abandonó su reclamo de un mundo sin “polos” de poder, y entrando en el siglo XXI buscó contrapesar el objetivo de una hegemonía incontestada de los EE.UU. por el presidente George W. Bush con la formulación de alianzas y la postulación de un orden “multipolar” en el que China ocupara un lugar junto a las demás potencias mundiales (de allí, también, su propuesta de creación de una nueva moneda global que desplace al dólar).
Este posicionamiento en el sistema internacional caracteriza la competencia de China con las otras potencias mundiales e impregna en forma creciente sus relaciones con los países del “tercer mundo”. “La vinculación de la RP China con los países del Sur constituye de hecho una réplica de las relaciones del Norte con el Sur, donde Beijing actúa como lo hacen los países más desarrollados en sus vínculos con los países pobres —señala María C. Rosas—. Así, el eje de esta ‘nueva’ relación Sur-Sur es la necesidad de materias primas estratégicas de parte de la RP China. Coyunturalmente los países proveedores de materias primas están muy agradecidos con la bonanza china, porque ello catapultó los precios internacionales de estos productos, desde el petróleo y el cobre hasta la soya. Sin embargo, esta relación retarda el desarrollo de los países del Sur...”[30].

Conclusión: ¿nuevos rumbos para una vieja dependencia?

La estrategia de asociación con una potencia en ascenso como contrapeso o vía de “liberación” de la influencia de otra “tradicional” ha sido, y aún es, interpretada en medios académicos como la búsqueda de una autonomía por vías heterodoxas[31]. Al considerarse como único parámetro de autonomía la toma de distancia respecto de los Estados Unidos, y quedar así velada la competencia entre las potencias por el predominio en el mercado mundial y en el sistema político internacional ―y desdibujada, consiguientemente, la incidencia interna de esa pugna en los países periféricos a través de las asociaciones de uno u otro de esos poderes mundiales con uno u otro sector de las clases dirigentes locales―, se interpreta como aspiraciones de independencia lo que es más bien indicio de redireccionamiento de la dependencia hacia un nuevo socio privilegiado[32], y manifestación de la competencia entre distintas fracciones de las clases dirigentes locales, ligadas a distintas potencias que pujan por mayor influencia o control del aparato económico y estatal de nuestros países. En la Argentina se dieron sucesivamente la asociación subordinada de los latifundistas ganaderos y compañías frigoríficas con el mercado británico a comienzos del siglo XX; la reafirmación de ese vínculo —en un contexto de crisis mundial— con el Pacto Roca-Runciman de 1933; la posterior alianza con la Europa en proceso de reconstrucción y crecimiento en la segunda posguerra; la nueva sociedad con los Estados Unidos en los '60; la reedición de la alianza agroexportadora con la Unión Soviética en los años '70 y '80; la diversificación de las dependencias más tarde a través de las “relaciones carnales” de la política exterior de Carlos Menem con Washington al tiempo que se privilegiaba el ingreso del capital europeo en las privatizaciones.
El caso argentino es, así, muy representativo del modo en que el mercado externo concentrado en una u otra de las grandes potencias, y la complementariedad así asentada entre ambas economías, han sido históricamente la puerta de entrada a la subordinación (primero comercial, después política, militar, estratégica) de las clases y grupos intermediarios locales ligados a la exportación de productos agropecuarios a esas potencias, perpetuando las estructuras internas responsables de la dependencia y la vulnerabilidad externa.
Las sucesivas alianzas con potencias hegemónicas o ascendentes, lejos de afirmar un rumbo de autonomía nacional, no hicieron más que reforzar los rasgos de dependencia y atraso que están en el trasfondo de la gestación y estallido en 2001 de la crisis económica, social y política más profunda de la historia argentina.


Rubén Laufer
Julio 2009



[1]Argentina - China: El embajador Zeng Gang destaca el fortalecimiento de las relaciones”. Agencia Xinhua, 30-03-2009.
[2] “Argentina: Tiene balanza comercial negativa con China en 2008”. Declaraciones del consultor privado argentino Daniel Sica a la Agencia Xinhua, 10-02-2009.
[3] Cámara de la Producción, la Industria y el Comercio Argentino-China. Instituto Petroquímico Argentino, 10-06-09.doc.
[4] “Argentina: Tiene balanza comercial negativa con China en 2008”. Declaraciones del consultor privado argentino Daniel Sica a la Agencia Xinhua, 10-02-2009.
[5] http://www.empresasnews.com/noticia-987.html y http://www.hj-navas.com.ar/index.php?accion=ver_articulo &articulo=1245153474.
[6] Dante Sica, ex secretario de Industria de la Argentina. Infobae, 28-6-2007. Iglesias, Enildo: "¿Explota la burbuja de la soja?". Regional Latinoamericana de la Unión Internacional de Trabajadores de la Alimentación (Rel-Uita), Uruguay, junio de 2004. http://www.lainsignia.org/2004/junio/econ_049.htm.
[7] Tramutola C., Castro L. y Monat P.: China. Cómo puede la Argentina aprovechar la gran oportunidad. Edhasa, 2005, pp. 193-195. Carlos Tramutola, director ejecutivo de la Fundación Grupo Sophia, ha sido asesor del Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires Mauricio Macri, hermano a su vez de Mariano Macri, presidente de la Cámara de Comercio e Industria Argentino-China. Lucio Castro es economista senior de Maxwell Stamp PLC en Londres.
[8] Ibídem, p. 52.
[9] La Nación, 08-03-2009.
[10] Infocampo, 13-03-2009. http://actualidad.elcampo.com/tag/jorge-castro/
[11] Jorge Castro, 25-06-2009. http://observadorglobal.com/argentina-pasado-presente-y-futuro-%E2%80%93-cuarta-parte-jorge-castro-n1434.html.
[12] Diario El Litoral on line: “Argentina mira a China y la soja antes que a la crisis financiera”, abril 2008.
[13] Seminario “China: Una Oportunidad Histórica para la Argentina”. Agencia Nacional de Desarrollo de Inversiones (ProsperAr),  11-12-2008.
[14]La Argentina abre las puertas a las inversiones de empresas industriales chinas”. Mercosur Noticias, 10-09-2008.
[15] http://www.comunicacion.rionegro.gov.ar/desarro_noti.php?cod=5670.
[16] “Una petrolera china se interesa por la filial argentina de Repsol”, 02/07/2009. http://www.elmundo.es/ mundodinero/2009/07/02/economia/1246521083.html
[17] Revista Fortuna N° 144, edición del 06-03-2006.
[18] La Nación, 30-01-2009 y Diario Norte, en  http://www.guiadesaenzpena.com.ar/spchaco/index.php/ Capitanich-presento-proyecto-para-que-se-financie-radicacion-de-una-fabrica-automotriz.html
[19] Entrevista de Loreley Gaffoglio en La Nación, 22-02-2009.
[20] Carlos Pagni en La Nación, 11-04-2009.
[22] Agencia PSI, 13-04-2009.
[23] Reuters, 09-06-2009. En http://www.cnnexpansion.com/economia/2009/06/09/china-impulsa-inversion-exterior.
[24] “La crisis acelera el ascenso de China”. Clarín, 03-05-2009. http://www.clarin.com/diario/2009/05/03/ opinion/o-01910401.htm.
[25]Argentina - China: El embajador Zeng Gang destaca el fortalecimiento de las relaciones”. Agencia Xinhua, 30-03-2009.
[26] Agrichina. Novedades del Sector Agrícola de China (Consejería Agrícola en Pekín). Boletin Nº 7, Nov.-Dic. 2008.
[27] Evan Ellis: China’s Maturing Relationship with Latin America”. En China Brief, 18-03-2009.
[28] Ver Laufer, Rubén: “China y las clases dirigentes de América Latina. Consolidación y bases de una ‘relación especial’”. Revista Mexicana de Política Exterior (Sec. de Relaciones Ext., México), N° 83, junio 2008.
[29] Diario del Pueblo, 17-06-2009. http://spanish.peopledaily.com.cn/31618/6678725.html.
[30] Rosas, María Cristina: China en el siglo XXI: ¿hacia una nueva bipolaridad?. UNAM, México 2007, p. 467-8.
[31] Puig, Juan C.: "Política internacional argentina". En R. Perina y R. Russell: Argentina en el mundo, 1973-1987. Bs. As., 1988.
[32] M. Rapoport y C. Spiguel: Política exterior argentina. Poder y conflictos internos (1880-2001). Ed. Capital Intelectual, Bs. As., 2005.